Confieso que este título parece sacado de La Codorniz, el mítico semanario de humor audaz para el lector más inteligente con el que estudié, de adolescente, 1º de Ironías.
El bicho, si no me equivoco, es un insecto palo, del orden de los fásmidos (phasmatodea), un grupo que, según la Wikipedia, está “especializado en el camuflaje, con colores, formas y comportamientos extraordinarios que los confunden con la vegetación sobre la que habitan y de la que se alimentan”. Me sorprende que la enciclopedia digital no diga nada sobre si ponen sus huevos en puertas giratorias, pero eso ya lo cuento yo.
La foto es antigua, casi de cuando los Cuatrecasas eran dos o tres. El lector inteligente ya habrá visto que el autor de la imagen no puede ser otro que Pablo Vázquez, con quien tantos reportajes compartí en interviú.
Nos tocó entrevistar a Soraya Sáenz de Santamaría en agosto de 2007, ya como fiel escudera de Rajoy pero aún a la espera de dar el salto a la alta política nacional.
Por aquel entonces, doña Soraya era secretaria de Política Autonómica y Local del PP y ocupaba el escaño que había dejado Rodrigo Rato en el Congreso tras irse a urdir sus “milagros” económicos en el Fondo Monetario Internacional.
La idea de aquellas entrevistas que hacíamos a políticos, cocineros, cantantes y famosos varios era intentar sacarlos de su zona de confort para la foto y pellizcarles con preguntas irónicas a fin de exprimirles el poco o mucho humor que guardaban en sus entrañas. De todo hubo, y en el caso de Soraya recuerdo una anécdota que vengo a contar aquí:
Habíamos decidido que, para combatir la canícula agosteña, no estaría mal llevarnos a la flamante diputada a una de las zonas más frescas de Madrid: el Ecosistema de los Polos de Faunia, una réplica perfecta de la Antártida que alberga el mayor pingüinario de Europa.
Allí quisimos hacerle la foto, rodeada de pingüinos, y todo iba bien hasta que la asesora de prensa del PP –no recuerdo su nombre- nos hizo ver, y le hizo ver a ella, que el retrato “no iba a estar a la altura”. ¿A qué altura?, nos preguntamos calladamente y no sin cierta sorna. A la que ellos pretendían para lanzar la imagen de quien terminaría convirtiéndose en vicepresidenta del Gobierno de España. Y hasta en molt honoroble presidenta de la Generalitat de Cataluña, en virtud de la aplicación del célebre artículo de la Constitución que rima con te la hinco.
Pues no, no hubo manera de fotografiar a la señora “a la altura” de los pingüinos, por lo que tuvimos que sacar de su zona de confort a una mariposa y a un insecto palo para poder ilustrar la entrevista.
Y ahí la tenemos, a la molt honorable señora del 155 mimetizada cual insecto palo como socia y miembro del consejo de administración de Cuatrecasas, un bufete en el que muchos de sus clientes son reconocidos independentistas. Ella, que en aquella entrevista nos confesaba que “el nacionalismo mal entendido es siempre una meta volante y no el final de la carrera, y eso siempre es un riesgo. El día que algunos nacionalistas lleguen a la meta final dejarán de existir. No serán nacionalistas, sino nacionales”. Pues eso, que vaya a los clientes de Cuatrecasas a explicárselo. Y a lograr que el despacho de abogados siga cumpliendo con sus muy exigentes objetivos de facturación. Menudo palo.
Lunes, 18 de marzo de 2019