Aquella casa en que mi corazón
tuvo su sitio, tramitó
sus dispendios, sus fiebres, sus cansancios,
aquella casa donde todo estaba
temperado, juntado, disponible,
donde de pronto un día descubrí
el mundo y ya fue ése para siempre
el compendio simbólico del mundo,
aquella casa
de inconmensurable pasado…
José Manuel Caballero Bonald (Diario de Argónida. Tusquets, 1997)