Tiene mi madre un adjetivo descalificativo que sirve a la perfección para definir a todo político que no da la talla mental mínima exigible: medio memo. No memo, pues eso supondría otorgarle cierta categoría, sino con el “medio” por delante, para precisar que el sujeto es tan memo que ni siquiera llega a serlo por completo.
Y uno que ha comprado todas las papeletas, y hasta la grapa, para alzarse con el original adjetivo materno es Adolfo Suárez (Madrid-Barajas, o Nueva York-Atapuerca) Illana.

EL LEVANTA-DUCADOS

El hijo del fallecido duque de Suárez, y tío de la actual duquesa de Suárez, a quien quiso arrebatarle el título, va de número 2 en la lista del PP por Madrid para el 28-A.
Me detengo en lo del ducado porque tiene su irónica metáfora: Adolfo Suárez Illana maniobró en la Zarzuela para intentar hacerse con el título que legalmente le corresponde a Alejandra Romero. Esta es la hija de Mariam, primogénita del expresidente, también fallecida. Alejandra es duquesa gracias a la Ley de Igualdad para la Sucesión de Títulos Nobiliarios de 2006, que terminó con la prevalencia del varón sobre la mujer. Y aquí va la metáfora: aunque no lo parezca, la lista del PP por Madrid es totalmente “paritaria”, pues tanto el número uno como el dos no se cansan de decir paridas.

ABORTAR DESPUÉS DE PARIR

Las de Casado son propias de un iluminado que llama “posgrado en Harvard” a un curso de cuatro días en Aravaca. Mientras que las paridas del levanta-ducados llevan unos días justificando el título de este post que hoy por fin escribo (y que dedico a mi amiga María Zuil, como le prometí ante un delicioso plato de pulpo).
Suárez Illana sí que tiene una tesis doctoral en Harvard, según figura en Wikipedia. Pero tampoco le ha valido de mucho. Sin ir más lejos, basta con tener un máster en cuarto de ESO para que jamás se te ocurra decir que “en Nueva York se ha aprobado una ley que permite abortar después del nacimiento”.
Pero el hombre que siempre quiso ser su padre –y quién diría que es su hijo- no se quedó ahí. Tiró de sus estudios de paleoantropología, a saber cuáles, y concluyó que los neandertales también practicaban el aborto: “esperaban a que nacieran y les cortaban la cabeza”.

 

La balda antropológica

EL COLLAR DEL NEANDERTAL

Algo he leído sobre neandertales. En concreto, una balda entera de mi biblioteca analógica y unos pocos megabytes de la digital. Y no recuerdo que en ningún libro se hablara de tal práctica abortiva. Escojo una de las obras y no lo hago al azar. Se titula “El collar del neandertal” (Ed. Temas de Hoy, 1999), un estudio magistral de Juan Luis Arsuaga donde habla del pulso que mantuvieron durante miles de años los cromañones y los neandertales. El tercer apartado del capítulo 3 se titula –y no es coña- “Cómo identificar un neandertal en el metro de Nueva York”.

PINTAN ESPADAS

Os recomiendo su lectura, y os dejo esta relectura: ese homo del metro neoyorquino es un señor que asegura que el aborto es “una salvajada”, mientras califica de arte el hecho de haber matado a espadazos varias decenas de novillos en su juventud. El mismo homo que se presentó de candidato a la presidencia de Castilla-La Mancha y, como perdió, se retiró de la política sin llegar siquiera a tomar posesión como diputado. Que ahora ha vuelto en la lista paritoria del PP –no es una errata- y, después de meter la pata hasta las trancas, ha cogido el metro para consultar a unos abogados de Nueva York si se puede abortar un niño después de nacer. Y le han dicho que no, claro. Pero no es un neandertal. Es un homo memus. O medio memus. Y por eso lo anoto, para el recuerdo, en este pequeño memo…randum.