Tal día como hoy, en plena canícula del verano de 1940, le comunican a Winston Churchill que su cocinera se ha cortado un dedo mientras pelaba una cebolla, lo que le llevará a pronunciar por primera vez su célebre frase: “Sangre, sudor y lágrimas”
Tal día como hoy, en plena canícula del verano de 1940, le comunican a Winston Churchill que su cocinera se ha cortado un dedo mientras pelaba una cebolla, lo que le llevará a pronunciar por primera vez su célebre frase: “Sangre, sudor y lágrimas”