Tal día como hoy, en 501 a.C., el cuñado de Heráclito llega a una inapelable conclusión con la que terminará pasando a la posteridad: “nadie te sujeta dos veces el mismo cubata”.
Tal día como hoy, en 501 a.C., el cuñado de Heráclito llega a una inapelable conclusión con la que terminará pasando a la posteridad: “nadie te sujeta dos veces el mismo cubata”.