Así que pongo en marcha la mañana
atlántica, con todo su engranaje,
las compuertas se abren, estruendosas,
los grandes portalones celestiales,
levantados paneles invisibles,
émbolos infinitos que remueven
los espacios cerrados, los desplazo
ahuyentando las sombras, con violencia
hacia zonas azules, que penetre
en grandes cantidades oceánicas
la luz por todas partes cada día.
Un inmenso trabajo, indescriptible.
Aparte de cumplir todos los pasos
soy también quien los goza, pues me entrego
a su contemplación, su turbulencia,
la cantidad más grande concebida,
inmensa maquinaria puesta a punto
cada mañana, desde mi ventana.
Insólito espectáculo. Para luego
dejar que todo marche, que transcurra
según los apetitos espaciales.
Manuel Padorno / Soy el que pone en marcha la mañana
(Hacia otra realidad / Ed. Tusquets, 2000)
Foto de la Casa Padorno: La Provincia www.laprovincia.es
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