Hay un lugar en mí
donde te llevo siempre sin preguntas,
donde hay cerezos en flor en diciembre
y un pingüino deshiela su canción.
Allí no sabe nadie de relojes,
las palabras son romas como el ala de un mirlo,
a través de dos ojos se erige el primer puente
y un abrazo devuelve el mundo al mundo.
Mientras el cielo fuera promete apenas noche,
y tras una mordaza balbucea la luz,
hay un lugar en mí
donde puedo cogerte de la mano,
donde amanece a veces por las tardes
y el tiempo es todavía un niño que sonríe
y nos cuenta al oído un modo de empezar.
Raquel Vázquez: Un lugar (Aunque los mapas. Visor, 2020)
Volveremos a vernos donde siempre es de día (Luis Alberto de Cuenca)
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